Historia de una tarde de verano
Recuerdo llegar a tu casa.
Tu portal.
Y aquellas escaleras…
Que me abrazaras fuerte.
Hasta la lágrima.
Mientras repetías que de todas,
era la más bella.
Los ojos más bonitos.
La más graciosa de la tierra.
Recuerdo cómo me hacías reír
y lo poco que me gustaba
acercarme a la puerta.
Despedirnos.
Volver a abrazarnos.
Sentir en ese momento que todo merecía la pena.
Que me recordaras,
así en bajito,
que estabas orgullosa de ser mi abuela.
Bajar las escaleras.
Para subirlas.
Porque sé que tú siempre me esperas.
Besarte de nuevo.
Y decirte al oído
“yo sí que estoy orgullosa
de ser tu nieta” 🌿